Resumen
Este artículo examina las respuestas religiosas a una década de violencia producto de la Revolución Mexicana que estalló en 1910, en dos comunidades del estado de Oaxaca —San Pablo y San Pedro Tequixtepec, en la Mixteca Baja, y en Magdalena Tequisistlán, en el Istmo de Tehuantepec—. En Tequixtepec el diálogo entre el clérigo y el sector laico propició una innovación ortodoxa, aceptada por las autoridades eclesiásticas. En Tequisistlán, la falta de negociación religiosa causó un renacimiento religioso menos aceptable: la crucifixión de un viajero italiano.